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NOTAS DE INTERÉS

Aporte para la Agenda de la Integración

MARZO 2010

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Los actuales procesos de integración en Latinoamérica nos plantean hoy algunos desafíos que aún no fueron interrogados, por ejemplo y acerca de la soberanía deberíamos ensayar una respuesta a esta pregunta: ¿Qué soberanía están dispuestos a resignar los estados que decidan la Unión Latinoamericana?

 

Identidad local y nacionalismo se erigieron como figuras determinantes del estado moderno. Pero, claro está que no es necesario dejar de ser argentino, brasilero, ecuatoriano para ser Latinoamericano. Sin embargo, muy cierto es que el salteño o el puntano, el tico o el bahiano, el porteño y aun el habitante de un barrio no deja su identidad primaria simplemente porque no puede. Así los del Alto (en La Paz) no son como los del Centro, los que vienen de los inmigrantes no son como los de los pueblos originarios. En síntesis muy apretada, esta cuestión de la pertenencia a y de la tierra, que se construyó desde los albores de la convivencia forzada entre las razas en Latinoamérica.

 

Entonces, repreguntemos la primera cuestión: ¿Se puede construir un estado continental Latinoamericano sin apelar a la generosidad de los pueblos y sus líderes?

 

Un punto fundamental, de hecho constituyente de la gran revolución latinoamericana sería la caída de las fronteras. Sí. Su desvanecimiento, no por un proceso gradual de las burocracias de la integración, sino por la decisión política, plebiscitada y apoyada por los parlamentos de los países de Latinoamérica. Ésta necesidad queda aquí expresada bajo la ficción orientadora de “unidad en la diversidad”. Esta dimensión no se agota en el libre tránsito de las personas. Las aduanas y toda barrera (arancelaria y no arancelaria) que impida la libre circulación de los bienes.

 

Además, no debe darse por cierto que los procesos de integración intentados desde la creación de nuestros estados son en verdad política constituyente, hasta ahora han demostrado ser, con la mejor voluntad, unos foros donde cada país ventila las decisiones de su conveniencia. Que hubo y hay causas comunes. Cierto. Sin embargo, pocas decisiones son desde lo común hacia el interior de los estados. Este asunto de la “internalización” de las normas y decisiones de los espacios de integración. Poca cosa, demasiado poca cosa para las miras del americanista. De lo poco dicho hasta aquí, dos temas fundamentales en el análisis reflexivo para pensar en el sueño que será de unión o no será.

 

• Nacionalismo versus integración, o soberanía de la integración.

• Burocracia de la integración versus participación popular en las decisiones.

 

¿Cómo podrán los pueblos de Latinoamérica un día sentirse como uno, si los líderes no impulsan un verdadero proceso de unión política? Es decir, uno constituyente, auténtico desde los intereses de cada ciudad o municipio, bajo la identidad de la equidad social, de la realización humana, del bienestar sereno que da la vocación del trabajo común.

 

Por otra parte, como se ha dicho hasta el cansancio, Latinoamérica es una reserva mundial de recursos estratégicos y proveedora mundial de materias primas, de manera que su alto potencial económico y el ingreso de divisas necesita resolver el esquema de la concentración. Entonces, ¿cómo sería un federalismo fiscal Latinoamericano, qué sistema de equilibrio financiero y económico deberíamos propiciar? Porque la unidad requiere de entrega, y lo que unos dan ha de ser retribuido por los que deben administrar.

 

Hay quienes afirman que las obras públicas de integración, más los llamados espacios económicos comunes y otras artes de la integración, han de culminar feliz e inexorablemente en el destino de la unidad. Esto no parece tan cierto, sin embargo parece prudente establecer una reserva de aprobación a ciertas iniciativas de infraestructura regional y a la seguramente necesaria consolidación de una moneda común. Es bueno recordar el axioma que expresa que el todo no es la suma de las partes.

 

De modo que agregamos dos ejes más a nuestra reflexión:

 

• Fiscalidad de la Integración o Federalismo fiscal Latinoamericano.

• Economía y finanzas de la Unión.

 

Sin lugar a dudas, por el camino de la democracia en la cultura occidental se siguen marcando hitos de cambios, de marchas y de contramarchas, probablemente en la búsqueda del equilibrio del poder económico y el desarrollo humano. La naturaleza adolescente de nuestros sistemas de gobierno se refleja en el carácter de los procesos de integración iniciados en los escasos períodos democráticos de nuestra historia. Hasta hoy, desde San Martín y Bolívar nada se parece a la auténtica voluntad política de consolidar y administrar el poder desde un gobierno común, por ello podemos afirmar que este análisis debe realizarse para establecer los criterios constituyentes de:

 

• La arquitectura del gobierno Latinoamericano.

 

Finalmente, y sin necesidad de extendernos acerca de un escenario presente y futuro, que dejó atrás al mundo bipolar para dar lugar a la tripolaridad con más las potencias emergentes, resulta insoslayable agregar a nuestra agenda de la integración otra variable por despejar: ¿cómo participaría Latinoamérica en el desarrollo del instrumento militar? De donde se desprende el quinto punto:

 

• La defensa común.

 

Estas líneas son para la reflexión y, si Dios quiere, estaremos en contacto para agregar unas gotas de agua clara al turbio mar de los intereses que no sienten la angustia de ver la decadencia de nuestras patrias sumisas a los criterios de quienes han sabido llevarse lo nuestro sin pagar lo que es justo.

 

Lic. Eduardo Trombetta

 

Las opiniones vertidas en este artículo no representan necesariamente las del Círculo de Legisladores y del IEERI.

Sólo son responsabilidad del autor

 
 

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