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APOSTILLAS INTERNACIONALES

La Violencia Implosionada

Desarrollo

Por Eduardo H. Cundins – (MEG)

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En el punto (en la introducción) que precede, se desarrolló el dudoso privilegio de las generaciones actuales de vivir un “auge” de los conflictos internos.   Las guerras fraticidas tanto más encarnizadas cuanto más cercanos son los intereses reclamados.

 

Las disputas clásicas de otrora definidas en campañas militares, justamente remitían a su ámbito de desarrollo: “campagne, le champ” (del Fr= el campo) con el mimetizado propio de uniformes que permitían confundirse con el verde de forestas y praderas o el “caqui” de desiertos y estepas,  lentamente se han  mudado a las ciudades.   Otro auge (e igualmente de dudoso favor) es la transferencia de todo el léxico bélico a la cotidianeidad.   Hoy la táctica de combate, ciencia social polemológica, se concentra en el ecumene, en los ejidos urbanos.

 

Hoy se puede hablar de la urbanización de la violencia. Su contracara, la inseguridad, se apodera del tejido social como percepción inequívoca de una impotencia ante las expresiones más crudas de las desigualdades apreciadas.

 

El Talibán afgano, confirmando esa regla, se refugia en los pliegues inaccesibles de bastiones montañosos pero tan solo para mejor conducir su centro de aplicación letal en el corazón mismo de ciudades tales como Kabul, Mazar-e-Sarif (Sede de la Misión de la ONU), Kandahar, Herat y Jalalabad (por nombrar las más significativas).

La deslocalización de los conflictos armados de la guerra fría sucedió a la concentración de esfuerzos beligerantes en un tiempo y lugar previamente pautados,  acotados a un ámbito espacio-temporal definido, propios de “Ejércitos cooperativos” según la descripción de Mariano Bartolomé y la visión clausewitziana de “De la Guerra” como un duelo en gran escala.

 

Como lo afirman A. Barra Ruata, M. Boeiro y E. A. Castro de la  Universidad Nacional de Río Cuarto “Irrumpen así  tres características de estos conflictos modernos: «inevitabilidad, inesperabilidad, impredicción» (lo cual es) de especial importancia al momento de analizar los retos del nuevo milenio.”

 

Dado que la conflictividad central de la guerra fría se disputó en un escenario periférico (Escudé, 1992) y así como no existen dos guerras iguales (Toffler, 1994) no existen dos modos similares para hacer frente a éstas. El fenómeno, encontró a Sudamérica desguarnecida, desarticulada y confundida, aplicando soluciones a un presente que serían los problemas del futuro.

 

Este tipo de irrupciones de “lo nuevo” no debería sorprender. “¿Quién predijo la caída del Muro de Berlín? ¿Quién sabía de antemano que las florecientes y prometedoras economías del sudeste asiático entrarían en una suerte de colapso financiero terminal? ¿Quién pronosticó que luego de finalizada la II Guerra Mundial, en medio de esperanzas de paz en todo el planeta, se habrían de ir generando toda una serie de conflictos y tensiones bélicas localizadas? ¿Quién predijo los sucesos del 11 de septiembre? Y la lista podría engrosar indefinidamente en la medida que repasáramos la historia universal.

 

De la conflictividad interestatal deslocalizada de los centros de poder (De la Maisonneuve, 1998) durante la etapa de la guerra fría se mutó a las conflictividades intraestatales que  caracterizaron el final del siglo XX con conflictos internos en los que no fueron ajenas las FFAA, como lo demuestra el gráfico que suministra Center for Systemic Peace(1).

 

La polémica instalada sobre los roles de los estados para enfrentar la nueva violencia se basó en la incapacidad de éstos para resolver las demandas insatisfechas de sus habitantes.

 

La paradoja de logros de significación tecnológica que hacen a la longevidad, el bienestar y la mejora en la calidad de vida, coexisten con pandemias y genocidios, stress y angustias inexplicables en un discurso simple. La globalización depredadora coexiste con las escisiones,  secesionismos y desmembraciones de estados constituidos, es la centrifugación de la que habla V. Orsi (1996. Editorial 1884)

 

Ha sido el cambio que todo lo impregna y su resistencia a él que todo lo alcanza y que paraliza y da fundamento a la tesis de A. Toffler sobre el shock del futuro, o lo expresado por Tomas Kuhn (Pag 236) en su elocuencia "No obstante pretender que la resistencia es inevitable y legítima y que el cambio de paradigma no puede justificarse por medio de pruebas, no quiere decir que no haya argumentos pertinentes o que no sea posible persuadir a los científicos de que cambien de manera de pensar...

Aunque a veces se requiere de una generación para llevar a cabo el cambio, las comunidades se han convertido una vez tras otra a los nuevos paradigmas. Además esas conversiones no ocurren a pesar del hecho que los científicos sean humanos, sino debido a que lo son"

 

 

Referencias:
Tendencias Globales en Conflictos Armados (1946 -2008)
En Rojo: Conflictos armados con carácter internacional (Guerras interestatales)
En Azul: Conflictos armados sin carácter internacional (Guerras intraestatales)
En Ámbar: Sumatoria de los dos anteriores

Fuente: p://www.systemicpeace.org/conflict.htm


 

(1) http://www.systemicpeace.org/conflict.htm Figure 3 Global Trends in Armed Conflict, 1946-2008.

 

 

 

 

EDUARDO H. CUNDINS – (MEG) 745

 

 

Las opiniones vertidas en este artículo no representan necesariamente las del Círculo de Legisladores y del IEERI.

Sólo son responsabilidad del autor

 
 

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