30 años para Tomas Khun sería el lapso de resistencia que una generación opondrá a un paradigma prevalente, tiempo de cambio, de replanteo. Para la Gran Bretaña y la República Argentina: la oportunidad de reverdecer la afrenta mutuamente infligida por Malvinas y en Malvinas. La impertinencia del planteo los iguala, todo lo demás los diferencia.
Gran Bretaña ha sido el Goliat de las arenas diplomáticas y del ejercicio del imperium global a través del poder duro. No fue ajena a luchar en toda disputa en los confines allende su territorio insular, su interés no reconocía fronteras. Decenas de países deben sus límites a los que fueran trazados en salones londinenses.
El propio “a-isla-miento” británico (típica patología isleña) los precipitó a expandirse, no sin consecuencias negativas y positivas: muertes, pero experiencia bélica. Los mares no los alejan de sus escandalosas dominaciones, los acercan, sobretodo desde Trafalgar a estos días. El mapa del Reino Unido abarca el mundo todo.
En una jugada doblemente divertida (o distractiva), decidieron preservar unilateralmente el medio ambiente suratlántico, creando (…también desde un salón londinense) un Área Marítima Protegida de UN MILLÓN de kilómetros cuadrados en el reclamado Mar Argentino con epicentro en las islas Georgias del Sur. Superficie cuatro veces mayor a la del Reino Unido.
En este mismo hemisferio sur tan periférico y distante, tan agredido por su carencias, como la del ozono debido a la consuetudinaria profanación que del aire hacen los anglos y los sajones, los británicos no han trepidado en irrumpirlo con submarinos nucleares sin respetar que acceden a un bastión de paz.
Los argentinos saben menos de guerra que los británicos. Son los Goliat de la paz, un valor aun hoy insuperable. El bastión de paz sudamericana y de cooperación desde un MERCOSUR respalda otra historia. La guerra no pareciera ser la finalidad de una Argentina al decir de su Presidenta en la que “ha orientado su poder militar a las misiones para la paz”. Paz en la que, no obstante, saben trabajar codo a codo argentinos e ingleses sin sentimientos revanchistas ni perturbadores en otra isla: Chipre, fieles ambos al mandato de Naciones Unidas.
15 años, es el lapso que nos separa de la trágica muerte (agosto- Puente del Alma-París) de quien, procedente de la corona británica, visitara la Argentina (1995), su Patagonia y un galés Gaiman y nos compró con su calidez y sencillez: la madre del Príncipe William (el mismo que viene a entrenar en búsqueda y rescate). Lady “D”, paradigma de la incansable trabajadora humanitaria, bálsamo de candor y naturalidad también supo recorrer los saldos de la oprobiosa colonización inglesa en África ¿Cómo tomarían los ingleses el darle el nombre “Princesa Diana Spencer” a nuestro Centro de Entrenamiento para Misiones de Paz Argentino?
En los conflictos no prevalecen necesariamente los más poderosos sino los más inteligentes. No es siempre el brazo, es la mente. Eso, David… lo supo.
EDUARDO H. CUNDINS – (LEO - MEG) 458