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APOSTILLAS INTERNACIONALES

Numerología Global I

Por Eduardo H. Cundins – (MEG)

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En la apostilla anterior abordamos el concepto de bloques al referirnos al BRIC. Ello no implica una visión estática ni única sino dinámica e inclusive superpuesta.

 

La interacción de los estados en el escenario global debiera ser interpretada no desde un punto de vista analítico, desagregando a sus actores para así estudiarlos en su individualidad sino en el ejercicio de sus interinfluencias permanentes. De ese modo, las dimensiones de su interactuación no se reducirían, tan solo, al plano de las relaciones diplomáticas sino, por el contrario a muchos otros aspectos en los que lo económico y lo financiero cobran inusitada importancia.

 

La efímera unión aduanal a la que refiere Duroselle entre Francia y Gran Bretaña en lo que se denominó la Entente Cordial (1841-1846) no distaba demasiado de uno más en la sucesión de ininterrumpidos acercamientos y conflictos que, normalmente, signan las relaciones entre vecinos. Apenas un cuarto de siglo separaban a Napoleón de su vencedor Wellington en Waterloo (Junio de 1815). En este caso el derrumbe no se produjo por la imposibilidad de alterar los aranceles del “otro” a favor de la comercialización de los “propios” productos sino por la irrupción inesperada de un incidente más sociológico que político, más cultural que legal conocido como los “matrimonios españoles”.

 

Valga lo expresado a modo de introducción para recalar en un mundo actual crispado de información instantánea donde la opinión “nacional” intenta ser modelada por los medios, apremiada por el bienestar inmediato, alterada por las fluctuaciones inesperadas de los mercados y intentada de domeñar por la política. El hombre, que sigue indicando la medida de las cosas, requiere satisfacciones que le actualicen el pacto social que mantiene con su estado, el que le provee los servicios básicos que lo liguen a él: salud, seguridad, bienestar; en síntesis, las condiciones para constituirse en persona: plenificarse.

 

En la disputa actual de intereses divergentes y espacios reducidos (virtuales o geográficos, nichos de oportunidad o tangibles) resulta imprescindible que los estados logren sus objetivos mediante la construcción de esas alianzas.

 

El núcleo duro que las identifica, su centro de gravedad, sigue siendo su poder real o percibido (o, por oposición, sus debilidades: contracara del poder) y así las afinidades y la aceitada maquinaria diplomática construye los consensos que mejor favorezcan el posicionamiento del país en los escenarios mundiales.

 

Una lógica de guerra irrumpió con los primeros 5 que fueron las potencias emergentes del holocausto llamado Segunda Guerra Mundial. Una impronta política teñida de militar inauguraba un nuevo orden.

 

Paradójicamente, la incorporación de tres derrotados (en el campo militar) y la exclusión de las unidades estatales que no compartían la visión capitalista occidental, dieron una sumatoria que atendía a las realidades económicas llevadas de la mano del poderío industrial constituyendo el grupo de los 7. Los 7 países más ricos del mundo para el año 1976.

 

Una vez más la irrupción de “lo político” abrió el camino para el reingreso de una ya democratizada Federación Rusa al 7+1 en 1998.

 

Interpretado que el grupo de estos 8 países no era suficiente, Francia tomaría la iniciativa en su carácter de cabeza pro-témpore del G-8 para ampliar su base incorporando ya no uno sino 6 países. Configurando la noción de un G-14 al añadir a Brasil, China, Egipto, India, México y Sudáfrica y así consolidar un grupo más representativo de los problemas del mundo.

 

A su tiempo, el grupo de los 11 fue otro conjunto de países reconocidos como NIC Países Recientemente Industrializados (Newly Industrial Countries) término, acuñado en los ochentas e incipientemente advertido en los setentas con el advenimiento de los “Tigres Asiáticos” al referirse a las economías de Malasia, Singapur, Hong Kong, Corea del Sur y República de China. Sin por ello confundir con otro grupo denominado “Próximos once” según la particular versión de Goldman Sachs, como tampoco con el efímero G-11 generado en Jordania en 2006, como un foro internacional de cooperación de también 11 países con ingresos medios y bajos que incluía a Croacia, Ecuador, Georgia, Honduras, Indonesia, Jordania, Marruecos, Pakistán, Paraguay, Sri Lanka y Túnez.

 

Un último antecedente importante lo constituyó el G8+5 (13?), reconocido como una iniciativa del ex premier británico Tony Blair en el año 2005 invitando a los países emergentes a unirse a las conversaciones del núcleo duro mundial.

 

Para finalizar: 5 ó 7 u 8 u 11 ó 13 ó14 ó 20, un logro de la política exterior nacional ha sido, sin duda, la inclusión de la República Argentina en el “Grupo de los 20”. Conocidos como la suma de los países industrializados y los emergentes, la inclusión de la Argentina es, sin duda un hecho auspicioso.

 

Tan solo para tomar conciencia de la “numerología” que parece regir el mundo, Las Naciones Unidas reconocen hoy como entidades estatales (con mayor o menor autonomía) a 229 países. En este concierto, el 85 % de la riqueza mundial estaría en manos de los que integran el G-20. El grupo lo constituyen los países más industrializados, los principales emergentes con algunas ausencias formalizadas por razones políticas y el agregado de la Unión Europea toda como una entidad más, subsumiendo a los estados que la integran.

 

A fines de septiembre de 2009, en Pittsuburg estará el termómetro que indicará un nuevo modo de medir el “calentamiento” global, ya no climático sino sociopolítico.

 

Formar parte de esta sociedad no es un tema de menor relevancia. Competir y eventualmente prevalecer será el acicate que el parlamento deberá alentar y finalmente, homologar en los acuerdos que así se gesten para conducir a un destino de aún mayor grandeza el devenir nacional por la conducción gubernamental que éste comparte.

 

Ver Cuadro Comparativo de Países

Cuadro Numerología

 

1 ““Introducción a la Historia de las Relaciones Internacionales”. Pierre Renouvin & Jean-Baptiste Duroselle. Fondo de Cultura Económica mexico Traducción de Abdiel Macías Arvizu Primera Edición en Español 2000. Pag 109 IV Las Fuerzas Económicas Las Alianzas.

 

Las opiniones vertidas en este artículo no representan necesariamente las del Círculo de Legisladores y del IEERI.

Sólo son responsabilidad del autor

 
 

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