Argentina tiene en este momento diferentes alternativas
y modelos a seguir y se encuentra ante la encrucijada
de decidir qué modelo de país adoptar, en qué espejo mirarse.
Ante el persistente aumento de los flagelos de la pobreza,
la desnutrición, indigencia, mortandad infantil, exclusión
y vulnerabilidad social hay que tomar el toro por las
astas y trazar planes que propendan al Desarrollo Humano
Integral. Se hace necesario tratar de una vez por todas
esta problemática como una auténtica Política
de Estado, entendiendo por tal una suma de decisiones
y estrategias a corto, mediano y largo plazo, continuables
por los gobiernos que sucedan al actual.
Existen algunas consideraciones a tener en cuenta. Sin
dudas la política social debe ser nacional, también sin
dudas debe surgir de un acuerdo entre todas las fuerzas
políticas, quienes deben suscribir un compromiso a futuro
de continuidad del proyecto. Debe haber tal madurez de
las partes que permita dejar de lado árboles para pensar
en bosques.
El asistencialismo de nada sirve a la construcción del
ser humano. Hay que recrear en los más vulnerados la esperanza
de un proyecto de vida, la trazabilidad de un futuro,
en definitiva en pos del desarrollo humano.
Y si de espejos hablamos tenemos muy cerca nuestro a
los hermanos brasileros, quienes en el 2003 lanzaron
el Plan Hambre Cero - Fome Zero; Lula nunca consideró
que debía discontinuar la política social emprendida por
Cardoso, sino que muy por el contrario
le dio continuidad y un mayor contenido.
Lula retomó las ideas de su mentor Paulo
Freire, con la perseverancia y convicción que
le daba haber sido parte de una familia de 12 hermanos
de los que 4 de ellos murieron antes de cumplir los 5
años de edad. Es frecuente escuchar al primer mandatario
brasilero recordar la época en que le dolía la panza de
hambre.
Lo cierto es que Brasil en Diciembre de 2009
debe cumplir los objetivos que se planteó en
el Plan Fome Zero.
El Plan Fome Zero se basa en otorgar
un ingreso mínimo universal para familias que no alcanzan
la canasta mínima. Es importante destacar que esta transferencia
no es distribuída por los municipios, sino que se cobra
a través de una tarjeta social que se le reparte a las
madres. Ellas administraran la compra de víveres y como
contraprestación, los niños deben estar vacunados y escolarizados.
Otro importante aspecto del plan es la transparencia.
Los comités veedores y ejecutores del plan cuentan con
la participación de distintos actores de la sociedad civil:
empresas, ONGs, sindicatos, movimientos sociales, funcionarios
de distintas jurisdicciones, etc. También se logró crear
una base única de beneficiarios sociales.
Estas acciones están acompañadas de la creación empleo
y movilización de las economías regionales, la cultura
sanitaria, el fomento del deporte, un ambicioso plan de
obras públicas, programas de cuidado del medioambiente,
entre los 60 diferentes Programas que constituyen
el Milagro Brasilero.
No hace falta sentir hambre para poner la cabeza al servicio
del corazón, para que la obtención de la dignidad sea
establecida como política de estado. Si Brasil
pudo, Argentina que es un país con menos población y uno
de los grandes productores de alimentos, seguramente podrá;
hace falta consenso, decisión y acción.
Este es uno de los espejos en los que debemos reflejarnos
o, según las palabras del filósofo José Ortega
y Gasset: "Argentinos, a las cosas".